Nochebuena en el Subsuelo: X-Men, Una Navidad con los Morlocks

Blog # 113 (Y con éste restan 252 blogs para completar el bonito experimento de un blog por día. Las cajas de galletas Caravana traen poco surtido, o me parecía que antes traían más. Por eso prefiero las galletas navideñas que vienen en el futuro costurero).

Puede que el mundo los odie y les tema, pero los X-Men dejan ese complejo de lado para compartir las fiestas decembrinas.

Si una serie animada no pasa desapercibida por los nostálgicos a las cosas de los noventas esa es X-Men The Animated Series de 1992. Esta adaptación, que no es la primera del famoso grupo de mutantes, es precedida por los cameos del equipo en Spiderman and His Amazing Friends y el episodio piloto Pryde of the X-Men. Su éxito mayoritariamente se debe a que surge en una época donde la fiebre mutante embarga al Universo Marvel, gracias al dibujante de aquel momento que había logrado convertir la serie en una Super Ventas, Jim Lee, al proponer cuatro portadas variables de la nueva serie X-Men # 1 que al unirse formaban una especie de poster que rememoraba la portada del primer cómic del grupo. Eso, y que los # 1 de cualquier serie eran considerados valiosísimos y con un valor en alza, creando una burbuja especulativa que haría de los noventas una época medianamente poco grata para el cómic. Volviendo al ruedo, estos factores y más favorecieron a la serie a que durara sus buenos cinco años, de 1992 a 1997 con un total de 5 temporadas emitidas.

Y tenían un intro que todavía hay quien lo tararea de vez en cuando.

Para 1996, X-Men presentaba a su primer especial navideño, una historia que empezaba un tanto inocente, con los mutantes que cada semana se las veían con “mechas”, amenazas del futuro, nihilistas milenarios, y clubes de mutantes con pintas retro haciendo los preparativos de navidad. Esta historia, Have Yourself A Morlock Little X-Mas, o como la conocimos por estos lares, Una Navidad con los Morlocks, intentaría mostrarnos un lado todavía más humano de los integrantes del grupo mutante, que esta vez tendrían que acudir y hacer parte de un milagro y de paso redescubrir el significado de la navidad.

Porque en Navidad nunca falta el que no esté sincronizado con la fiesta, que todos sabemos que en estas historias debe haber alguien que o es un amargado, o no cree en la navidad para que al final descubra que está equivocado.

Es la primera navidad de Júbilo con los X-Men, y junto con Rogue y Cíclope adornan el árbol de la Mansión X a ritmo de un villancico que los tres cantan a coro, pero Cíclope parece que no es capaz de seguirles el ritmo porque a mitad de canción se queda ronco. Pero no están solos, que en la misma habitación está Wolverine, que no parece compartir la misma alegría que sus compañeros de equipo por la Navidad.Y luego que rechaza la invitación de Júbilo de cantar con ellos, Wolverine jura que sólo lo oirán cantar cuando un cerdo vuele. Y yo que me acuerdo cuando Batman cantó para Circe en Liga de la Justicia Ilimitada.

Eso por el lado de los que decoran, que por los que cocinan las cosas no están mejor. Tenemos a Jean Grey cortando los vegetales y a Gambito ayudándole a cocinar – y seguro no soy el único que ve esto como un estereotipo al que sólo le falta el bigote -. Éste último no aprueba el sabor de la comida y se mete en un lío con Jean, quien usa sus poderes telequinéticos para evitarle sazonar la sopa, convirtiéndose en la nota humorística del episodio junto con Bestia, que desde el laboratorio se encarga de hacer la salsa de arándano mientras recita poesía, de cabeza.

Mejor dejar a los chefs hacer su trabajo.

Mientras Tormenta aprecia con el Profesor X desde la sala de monitores de la mansión la alegría de Júbilo – reiteración a la vista- al celebrar navidad, la alarma de la mansión se enciende porque detecta una amenaza. Y cuando creemos que es el Sr. Siniestro o la Hermandad de Mutantes Malvados los responsables, la alarma nos lleva hasta el laboratorio de Bestia, que tuvo un accidente con su salsa de arándano, que por alguna razón estalló y dejó a Bestia como un postre. Aprovechando que Wolverine viene para ver lo que pasa, Júbilo le propone ir con ella y Tormenta a comprar – en el último minuto- los regalos para la fiesta, y ante un forzado “Sí” del héroe, que preferiría enfrentarse a Sabertooth antes que ir a comprar, van todos tres al centro.

¿Porqué le estalló la salsa.? ¿Es que le añadió gasolina y pólvora?

Luego de ir de mala gana al centro y escapar de allí al no tolerar ni a las que ofrecen una muestra dl nuevo perfume, todos tres van al Centro Rockefeller a patinar. Wolverine apenas sí patina, que parece que por sus constantes quejas pierde el equilibrio y amenaza con caerse. Pero la diversión del día de Navidad acaba cuando una ambulancia descontrolada viene directo a la pista de patinaje y amenaza con caerle encima a unos patinadores, pero gracias a que Tormenta invoca un fuerte viento, la mantiene en el aire y evita la tragedia. Al ver a los ocupantes, no encuentran enfermeros, sino dos mutantes que salen a tientas de la cabina del conductor para echar mano de unas medicinas.

No es lo que parece, en serio.

Estos mutantes no son otros que los Morlocks, mutantes de clase Epsilon que por su fea apariencia, extraños poderes o motivos personales deciden autoexiliarse en las cañerías de Nueva york y vivir como una gran comunidad. Lo que ha forzado a Ape y a Lenalee a robar una ambulancia, es que el pequeño a cargo de la anciana, Leech, ha caído gravemente enfermo, y ante la imposibilidad de los doctores de atenderlo por sus poderes descontrolados – que sólo anulan los poderes de los mutantes, sin hacerles nada a los humanos- tuvieron que robar la ambulancia por las medicinas. Lenalee ruega la ayuda de Tormenta, a quien le recuerda que le ganó el liderazgo de los Morlocks a su anterior líder, la mutante Callisto, y se los lleva a todos tapando su escape con una tormenta de nieve para que no los agarre la policía. Así llegan a las cloacas, donde Leech permanece inmovilizado y al cuidado de los demás miembros de su pueblo.

La del parche y el pelo azul es Callisto, y no, no es hombre, sino todo lo contrario.

Centrando la atención en la lamentable situación después de la distracción ofrecida por la tarea de intentar identificar a cada Morlock en la habitación, Callisto y Tormenta se enfrascan en una discusión donde la primera le echa en cara a la segunda que nunca ha estado para los Morlocks, pese a ser su líder, cosa que es verdad, Ambas dejan de lado sus diferencias para concentrarse en el problema de Leech y Tormenta ordena a Logan que se ocupe del niño con sus conocimientos en medicina, pero al comprobar sus signos vitales, descarta el plan de Ororo para llevárselo a la mansión para que sea atendido, que su pulso está bajando y no soportaría el viaje.

Será una triste navidad para todos si el pequeño no sobrevive.

Mientras Júbilo espera a ver como avanza la situación, una pequeña Morlock llamada Mariana llega a verla. Mariana es el único personaje presentado en esta historia que es inventado para la ocasión, y es lo que hace que los espectadores digan “Aww” pues es la pequeña en la que reside la esperanza, y además hace buenas migas con Júbilo, quien deja de estar preocupada por los regalos que se trajo luego de escapar de la policía para compartir el desasosiego de la situación.

Hay quien piensa que Mariana pudo estar basada en el miembro de Alpha Flight Marrina, que en nombre y apariencia anfibia se parecen.

Júbilo, que es buena convenciendo a Wolverine, convence al gruñón de que haga algo para salvar a Leech, que después de todo él posee un factor de curación capaz de hacer que sane de las enfermedades. Pero esto sólo da origen a una confesión del personaje, que les cuenta que podría hacerle una transfusión de sangre al niño, pero que el resultado era impredecible, y que desde que una vez que lo quiso intentar con un grupo de 20 personas, entre ellos un niño, y falló en sanarlos, nunca ha considerado la idea. Pero Tormenta, que desea ayudar, insiste en que Logan le realice una transfusión de su propia sangre al niño mientras llama a la Mansión X para que Rogue traiga a Bestia y ayude.

Sólo queda intentar.

Mientras en la Mansión X Jean Gray está que mata a Gambito por añadir especias a la comida, el Profesor X irrumpe para anunciar de la emergencia en los túneles Morlock, llamando así a la compostura. Con Bestia por llegar en 10 minutos para ayudar en la situación, la sesión de transfusión se prepara, y Júblio es apartada de la angustia del momento por Mariana, que la lleva a ver su árbol de Navidad, una rama quebrada en una lata, y la cena preparada para Nochebuena. Mariana le confiesa que todo lo trajo Leech de la superficie, y que el frío del invierno lo enfermó, y luego de prometer que compartirá la cena con los demás Morlocks, Tormenta le pide que vuelva a la habitación y le recuerda que mientras todos estemos junto a nuestros seres queridos, cada día será navidad.

Porque se puede ser feliz con poco.

Luego de terminada la transfusión, Wolverine se enoja al no ver efecto, pensando que ha condenado a Leech a una muerte segura, pero Rogue y Bestia llegan a tiempo para comprobar los signos vitales del chico, y de paso ver como recobra la consciencia, porque la naturaleza impredecible de la sangre de Wolverine ha hecho efectos benéficos en su salud y se ha salvado, para alegría de todos los que están en la habitación, y para alivio de Logan, quien ha visto que la mala experiencia puede superarse después de haber contribuido en salvar la vida del joven Morlock.

He aquí el milagro de Navidad.

Ante el regreso al mundo de los vivos de Leech, ocurren cambios importantes, sobretodo en el ánimo de los Morlocks, y de la misma tormenta, que tomando la vara ceremonial del líder Morlock, devuelve sus poderes con su gente para hacerla a ella líder. En agradecimiento, Callisto extiende la invitación a los X-Men para pasar navidad con ellos compartiendo lo poco que tienen. Y cómo Navidad trata más de dar que de recibir, decide compartir sus regalos con los Morlocks para hacer más amena la fiesta.

Alegra que el final favorezca ante todo a los niños.

Y con Gambito y Jean peleando porque la cena preparada para Nochebuena tendrá que almacenarse, ya que no todos estarán presentes para la fiesta, la historia termina, no sin antes ver al Profesor X felicitando vía telefónica a Júbilo por pensar en los demás en navidad y compartir sus cosas con quienes más las necesitan.

Recuerdo haberme visto Una Navidad con los Morlocks hace como 19 años, y me alegra que todavía lo recuerdo lo bastante para pensar en incluirlo en este especial de artículos navideños que van hasta el 25. Tal vez el argumento y el eje central de la trama sean flojos, que a saber a dónde se metió el Morlock con poderes curativos llamado Healer, que habría resuelto esta situación y así evitar a los Morlocks robar una ambulancia y causar jaleo en la superficie, pero como todo buen especial de Navidad, logra recordarnos lo importante de estas fiestas, que es compartir y agradecer lo que tenemos y apreciar que estamos con nuestros seres queridos.

Y sigo pensando que los X-Men que se quedaron en la mansión pudieron bajar a los túneles Morlock y pasar fiestas con ellos para que la cena preparada por Gambito y Jean no se desperdiciara.