Salve la reina, salve Inglaterra, y salve a los monstruos que la ocupan. The League of Extraordinary Gentlemen, por Allan Moore y Kevin O´Neill.

Blog # 228 (Y con éste restan 137 blogs para completar el bonito experimento de un blog por día. Que yo sepa, Peñalosa tiene doctorado en Bolardos).

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Un grupo de héroes, villanos y monstruos liderados por una dama ¡Qué Moderno!

 

Cada día doy gracias a Dios por la creación de American Best Comics, el sello al principio exclusivo para Allan Moore que le cedió la editorial Wildstorm como una “parcela” para sus  geniales historias. Personalmente he gozado con mucho del material que ha creado aquí, especialmente con Tom Strong y Top 10, que rescatan lo mejor del cómic superheróico y aventurero para una época donde lo sanguinario y violento está en boga. Fuera de estos dos títulos ya mencionados, había uno sobre una dinastía de héroes ingleses que en cada generación contaba con diferentes miembros, todos con facultades asombrosas, y que aún después de su retiro seguían protegiendo al mundo con sus reservas, La Liga de los Caballeros Extraordinarios.

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Así, sin rodeos, se conocen los personajes creados por Haggard, Verne y Stoker.

La Liga de los Caballeros Extraordinarios es un grupo  al servicio de la corona británica y con vínculos con el MI5 – servicio secreto británico para asuntos domésticos- que ha tenido varias encarnaciones desde el siglo XVI, comenzando Los Hombres de Próspero en 1558 y varias encarnaciones posteriores, invocados durante extremos casos de necesidad. En la encarnación de este grupo de héroes, el agente gubernamental Campion Bond – personaje no literario  que se encarga de conectar a la liga con el gobierno- encarga a Wilhelmina “Mina” Murray, sobreviviente de combatir a Drácula, a reunir a un grupo de personas con talentos inusuales para investigar el robo del invento del profesor Cavor, la Cavorita, una sustancia que resta la gravedad a los objetos con los que tiene contacto – como se vio en Los Primeros Hombres en la Luna-  robado por un misterioso enemigo. Al igual que ella, los miembros del nuevo equipo son personajes literarios dispares, cada uno con sus propios vicios y defectos.

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Lo de buscar a Quatermain estuvo bien, pero Hyde ya es otro nivel.

En cierta deconstrucción del arquetipo del héroe literario, Moore pone a personajes como Allan Quatermain de Las Minas del Rey Salomón codeándose con el Capitán Nemo en su versión hindú (La Isla Misteriosa), mientras con Mina Murray, a la que Allan no parece apreciar mucho, van en busca de un supuestamente asesinado Edward Hyde, que hace de las suyas en Paris en la Calle Morgue inmolando prostitutas. Hasta aquí tenemos a Quatermain, quien se drogaba en un fumadero de opio en Medio Oriente y con problemas con la autoridad incluídos, y Nemo, quien parece el más centrado de todos después de Murray, pese a su veneración a la diosa de la destrucción Shiva. Con Hyde retornando a su estado original del Dr. Henry Jekill, éste acepta hacer parte a cambio de una cura de su condición, la cual difiere mucho de la descrita en la novela de Robert Louis Stevenson, ya que en lugar de un burdo y salvaje hombrecillo, aquí es un gorila de dos metros con más fuerza bruta que razón. Y esto no es nada comparado con Hawley Griffin, el pérfido y amoral Hombre Invisible. Literalmente un loco.

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«Reclutar» al Hombre Invisible: lis

En su primera misión, la Liga se las tendrá que ver con Fu Manchú, y con el profesor Moriarty, quien ha sobrevivido a su encuentro en las cataratas de Reichenbach, y que planea usar la Cavorita para acabar con el malvado genio oriental del mal usándolo en una plataforma voladora, y que además se ha hecho líder del MI5 bajo el alias de M. Durante el transcurso de la historia, los miembros a cargo de Murray comienzan a tenerle más respeto por su porte de líder, menos Griffin que es una bomba esperando explotar, y que al parecer comienza a cautivar al viejo Quatermain, aunque al principio empiece odiándola a ella y al pañuelo en el cuello con el que se cubre las cicatrices que le dejara su encuentro con Drácula.

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Nemo y Hyde son los pesos pesados del equipo.

Entre el primer arco y el segundo se nos  recompensa con una historia previa al primer encuentro de la liga, toda ella en prosa, en la que Allan Quatermain sufre una experiencia extra sensorial y viaja a través del tiempo y el espacio, encontrándose con John y Randolph Carter, y el Viajero del Tiempo de la novela de Wells, con lo que Moore respeta esa tradición de incluir lecturas complementarias en sus cómics desde Watchmen, como recortes de prensa y capítulos de libros y diarios, como en el segundo arco, donde se reproduce el Almanaque del Nuevo Viajero, que cuenta las anécdotas de las encarnaciones anteriores a la Liga y los viajes de Mina Murray antes que terminara el siglo XIX, sirviendo de un compendio de cosas que nunca existieron excepcional, donde Moore demuestra su facilidad para conectar unos hechos con otros.

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El autor no teme colarnos spoilers.

Posteriormente vendrían más cómics escritos por Moore y dibujados por Kevin O´Neill, quien se lleva las palmas por el apartado gráfico espectacular y de época, en el que logra colar uno que otro gag, como en la escuela de señoritas, que se pueden ver en la decoración y los muebles imágenes de naturaleza sexual.  Otras encarnaciones  que bordearían el siglo XX, y aventuras en solitario del Capitán Nemo complementarían este universo literario en el que el Bardo de Northampton se desata con héroes y villanos de la literatura, cada uno con personalidades y temores bien definidos. Cosa que olvidaron los realizadores de su adaptación al cine, que incluso causó que Sean Connery se retirara de la actuación y que a Moore le dieron ganas de que en ahora en adelante no se le mencionara en los créditos de las adaptaciones de sus obras ni regalías. Pero por algo habrá sido.

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De ésto mejor ni hablar. Tom Sawyer, como miembro de la liga es inaudito.

 

 

 

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